miércoles, 1 de octubre de 2014


Un Rory Gallagher de nueve años escuchaba en la radio de Cork, allá por la República de Irlanda, a los músicos norteamericanos de blues y sobre todo al rey del skiffle, su preferido, Lonnie Donegan, y empezó a tocar la guitarra por su cuenta, simplemente con la ayuda de algunos libros. Seis años después pudo comprar su primera guitarra eléctrica, la Fender Stratocaster machacada con la que lo hemos visto mil veces, una Strato del 61 de segunda mano. A partir de ahí, imparable. Y es que disfrutaba sacando sonido de las cuerdas, ya lo creo, eso se nota...